PAREMOS EL MERLUZEO
Por noveno año consecutivo, el 1° de septiembre entra en vigencia la veda biológica de la merluza común en todo el territorio nacional, la que se extenderá hasta el día 30 del mismo mes. De esta forma, los pescadores podrán realizar sus capturas hasta el 31 de agosto, y de acuerdo al reglamento de Acreditación de Origen Legal, el recurso fresco puede ser comercializado hasta el cuarto día después de esa fecha.
La merluza común proviene de la pesca que realizan el sector artesanal e industrial, y el 70% de la cuota global asignada a esta pesquería se destina al consumo del mercado nacional, mientras que el 30% restante se exporta como producto congelado a países como Estados Unidos, Alemania, Venezuela, Australia, Brasil y España.
Alicia Gallardo Lagno, Directora Nacional de Sernapesca, indicó que «este es un recurso emblemático porque su precio en pescaderías es accesible a la gran mayoría de la población, y permite a los chilenos consumir alimento de gran valor nutricional».
En nuestro país, son más de 3 mil los pescadores que trabajan en la captura de este recurso endémico de las costas del pacífico sur. Esta pesquería además, da trabajo a cientos de comercializadores, transportistas y feriantes que venden la también conocida «pescada». «Es el pez de mayor consumo humano en Chile, y un motor económico fundamental para el sector pesquero, de ahí la relevancia de respetar la veda por todo septiembre, de cuidar el recurso en su peak de desove, para asegurar la sustentabilidad, y que las próximas generaciones puedan también disfrutar este apetecido pescado», enfatizó Alicia Gallardo.
Radiografía de la merluza común
En los registros del Sernapesca hay 2.869 embarcaciones artesanales autorizadas para extraer merluza común. Los principales lugares de desembarque están en la Región del Maule, donde destacan las Caletas de Duao, Curanipe y Maguillines, en Valparaíso, la principal caleta de desembarque es Pacheco Altamirano, de San Antonio, y en el Biobío, la mayor extracción se registra en caleta Coliumo de Tomé y San Vicente de Talcahuano. El año 2020 han operado 782 embarcaciones artesanales, con un desembarque de 3.924 toneladas entre enero y julio.
Por otro lado, las principales zonas de extracción de la flota industrial, están ubicadas frente a las regiones de Valparaíso y Biobío. Hasta julio, han operado 20 naves, con un desembarque de 11.262 toneladas.
El desembarque total a julio es de 15.186 toneladas, levemente inferior a las capturas de igual período del año 2019.
Resultados de fiscalización
Desde Sernapesca indican que las acciones de fiscalización se han incrementado considerablemente. Así lo muestran los indicadores comparativos de los últimos años.
«La merluza común fue definida en nuestros pilares institucionales como una pesquería estratégica, lo que significa que nuestro modelo de fiscalización le otorga un tratamiento especial. Aplicando enfoques de riesgos monitoreamos toda la cadena productiva, desde la zona de pesca, su desembarque en muelles y puertos, su transporte y comercialización. Esto nos permite informar, por ejemplo, que en lo que va corrido de este año llevamos 97.528 kilos de merluza común ilegal sacadas de circulación, esto es un 59% más de hallazgos que el año 2019», señaló Gallardo.
En este periodo de pandemia, los esfuerzos de la entidad fiscalizadora se han modernizado para optimizar el cuidado de este recurso. «Sernapesca cuenta con turnos para cubrir la certificación de los desembarques de las embarcaciones mayores de 12 metros de eslora, nuestros fiscalizadores están monitoreando continuamente los sistemas satelitales para observar el comportamiento de las flotas en zona de pesca. Además, contamos con el apoyo de Carabineros, la Armada y personal del ejército que hoy están además en los controles carreteros por los cordones sanitarios y cuarentenas, apoyándonos en la fiscalización de los medios de transporte de recursos y productos pesqueros», detalló la directora nacional del organismo.
Durante septiembre Sernapesca pide que «Paremos el Merluzeo», denunciando la venta de merluza común en estado fresca, y optando por consumir otros recursos como: sierra, reineta, corvina, o moluscos y crustáceos. Para que esta medida de veda cumpla su objetivo, se necesita la colaboración y el compromiso de toda la ciudadanía.